Uno de los mayores enemigos de los trabajadores, estudiantes y las personas en general, es la procrastinación, un elemento que influye directamente y de manera negativa en la productividad.
La procrastinación es la acción de postergar actividades o situaciones que deben ser atendidas y sustituirlas por otras acciones que no son importantes o son más agradables.
“Este elemento se empieza a convertir en un hábito porque las personas tienden a encontrar placer o gusto en actividades contrarias a las que deberían realizar. Procrastinar puede empezar por algo tan básico como usar el celular por un tiempo determinado sin ninguna utilidad o dormir y estar acostado sin ninguna necesidad”, aseguró la psicóloga Daniela Arboleda Medina.
Arboleda además señaló que la procrastinación, puede desencadenar episodios de ansiedad, trastornos de sueño y alimentación, volver a las personas irritables y generar que tengan malas relaciones personales.
“Cuando una persona empieza a procrastinar, retarda las funciones o las actividades que realmente son necesarias, entonces luego cuando el tiempo ha pasado, lo que hace es preguntarse por qué no hizo la actividad necesaria en el momento, eso hace que esa persona empiece a culparse o juzgarse y cuando se acumula demasiado puede tener episodios de irritabilidad, malgenio, entre otras patologías”.
Cómo dejar de procrastinar
Dejar a un lado a este hábito comienza por tener consciencia de la actitud que se está tomando y acto seguido es necesario priorizar las tareas, saber qué se tiene que hacer y por qué.
Según expertos, es importante colocarse metas diarias o metas semanales y cumplirlas, de esta manera el cerebro puede entenderlo como un estímulo recompensa y empezar a sentir placer por cosas necesarias.
“Cada vez que las personas van cumpliendo la meta, el cerebro automáticamente empieza a ponerse retos más grandes y así, poco a poco, la procrastinación deja de ser relevante y necesaria, todo esto desde el entender el por qué y el sentido”, aseguró Arboleda.