El chisme es una parte común de la interacción humana y se ha dado en muchas culturas a lo largo de la historia. Aunque a menudo se asocia con la divulgación de información privada sin permiso, también juega un papel importante en nuestras relaciones.
Se estima que más de dos tercios de nuestras conversaciones diarias incluyen algún tipo de chisme. A pesar de su mala fama, compartir rumores puede tener efectos positivos en nuestra salud emocional.
Investigaciones recientes muestran que chismear puede aumentar la felicidad y disminuir el estrés. Un estudio de la Universidad de Pavía en Italia, revela que cuando chismeamos, nuestro cerebro produce más oxitocina, conocida como la “hormona de la felicidad”, similar a lo que sentimos al dar un abrazo.
Además de mejorar el bienestar, el chisme ayuda a establecer normas en los grupos, sancionar comportamientos inapropiados y fortalecer lazos entre las personas. Así, aunque el chisme a menudo se critica, también tiene un lugar importante en la vida social.